Hijos de parejas homosexuales

Existe una gran discusión en torno a la salud psíquica de los hijos de parejas homosexuales. Los opositores férreos, científicos y no, sostienen una variada gama de argumentos en contra; entre ellos, la anti-naturalidad del hecho, la ausencia de uno de roles y figuras familiares (por ser ambos integrantes de la pareja del mismo sexo), el obligado destino homosexual del niño o niña, y la discriminación social que inevitablemente sufrirán.

Comencemos por aclarar algunas cuestiones. Respecto a lo denominado anti-natural del hecho; debo decir que esto es simplemente “resistencia al cambio”. Este argumento ha sido usado desde hace siglos para intentar frenar todo tipo de cambios y avances, científicos y sociales. Recordemos nada más, lo que se decía respecto a las primeras mujeres que quisieron criar a sus hijos sin la presencia de un padre; o cuando los avances permitieron realizar las primeras fertilizaciones in vitro.

En cuanto a la ausencia de uno de los roles (paterno o materno), debemos aclarar que, si bien tradicionalmente al rol paterno lo desempeñaba el varón, y al rol materno la mujer; en la actualidad esto ya no es tan así. Existen cada vez más casos en que la mujer desempeña el rol de soporte económico, y el varón el de soporte emocional.

Por otro lado, no existen estudios que confirmen la mayor incidencia de elección homosexual en hijos de parejas homosexuales. Lo único que se ha podido reconocer es que los hijos de homosexuales experimentan y vivencian este hecho con más naturalidad que el resto; lo cual es una consecuencia lógica.

Por último, el argumento que remite a la posible discriminación que sufrirán estos niños; sólo describe una posible situación futura. Pero si históricamente se le hubiese negado la paternidad a todos aquellos que estaban en las mismas circunstancias; muchos grupos estigmatizados no habrían podido engendrar.

Los hijos de parejas homosexuales son tan saludables como los de cualquier pareja heterosexual. El bienestar de un niño, de cualquier niño, depende de las condiciones ambientales y de la salud mental de sus padres; y no de la orientación sexual de estos.

4.6

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