¿Qué es la rubeola?

La rubeola o rubéola es una enfermedad infecciosa y contagiosa que presenta síntomas leves como erupciones cutáneas, muy similares a las del sarampión pero de menor tamaño y duración, dolor en las articulaciones y sintomatología muy similar al resfriado. Incluso en ocasiones en pacientes de corta edad puede estar acompañada de faringitis y otitis como si de un cuadro respiratorio se tratara.

Esta enfermedad, en niños resulta prácticamente inofensiva, salvo por el detalle de tener que lidiar con los síntomas que suelen ser bastante molestos para los pequeños.

Pero, en personas adultas puede ser un verdadero problema, porque adicionalmente a los síntomas puede llegar a causar incluso neumonía y encefalitis, trayendo consigo graves consecuencias respiratorias, problemas neurales e incluso en los casos demasiado severos puede llegar a producir coma.

El riesgo para las mujeres embarazadas que contraen la enfermedad es alta, pudiendo provocar abortos espontáneos o que la madre de a luz a un bebé muerto. La enfermedad una vez en el torrente sanguíneo de la madre es capaz de atravesar la placenta y detener la división celular del feto produciendo fallas de funcionamiento dentro de sus órganos en formación provocándole la muerte.

La rubeola congénita por otro lado, si bien no llega a afectar de manera vital al bebé puede causarle serios daños y malformaciones, como la sordera, perdida de parte de la visión o ceguera, enfermedades cardiacas, parálisis cerebral y algunas discapacidades cognitivas y motoras.

Todos estos riesgos disminuyen pasadas las 20 semanas de gestación, transcurrido este tiempo la enfermedad al ser transmitida al feto pueden causar que el bebé nazca con bajo peso, de manera prematura, o problemas de diarrea, meningitis y neumonía al momento de nacer.

Los médicos por lo general, recomiendan que las mujeres en edad fértil deban de ser inmunizadas contra esta enfermedad, por lo menos 3 meses antes de concebir, ya sea mediante vacunación o por hecho de ya haberla padecido con anterioridad.

Recordemos, que una vez contraída la enfermedad la persona desarrolla inmunidad hacia ella, evitando futuros contagios y recaídas.

Lamentablemente al tratarse de una enfermedad viral, no existe una cura como tal, sino que simplemente se recurre a contrarrestar los síntomas y que la enfermedad llegue a su término por sí sola. En algunos casos, los médicos recurrirán a la utilización de antibióticos específicos para combatir infecciones producidas por la enfermedad como la otitis o la faringitis.

La mejor manera de evitar el contagio de la enfermedad es recurrir a una inmunización previa. Pero si no la tienes y no te es posible recibir una vacuna en este momento, por estar embarazada por ejemplo, lo más prudente es que tengas algunas medidas de seguridad extra.

Mantén distancia con personas que sospeches que tengan la enfermedad, y si tienes un  enfermo en casa buscar la mejor manera de aislarlo mientras dure el cuadro infeccioso. La probabilidad de contagio viviendo con alguien con rubeola en la misma casa es del 90%.

Las formas más comunes de trasmisión son muy similares a las de la gripe, través del estornudo, tos o el contacto con secreciones del cuerpo u objetos contaminados como pañuelos, platos, vasos, cubiertos o las manos de manera directa.

Con todo, lo más recomendable es que tomes la decisión de vacunarte antes de quedar embarazada o tanto mejor aún, vacunar a tus pequeños de manera responsable para que eviten futuros problemas cuando lleguen a la edad adulta.

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