Como bien sabemos, los niños están en pleno crecimiento, por lo tanto su apetito es voraz y si a esto le sumamos el hecho de su inquietud y curiosidad, tendremos como resultado los antojos por comidas ricas en sabores que malamente en su mayoría están llenas de azúcares y grasa en su mayoría.
Por lo tanto hay que tener cuidado con lo que les dejamos comer, ya que muchas veces nos confiamos en que son niños y les damos de todo, además de cuidar su apetito, también hay que cuidar su salud y la forma en cómo los educamos para comer.
Algunas comidas como las pizzas, hamburguesas y hotdogs tienen una realidad muy contrastante si se consumen en establecimientos comerciales a que si las hacemos en casa, por ejemplo, en la calle regularmente están elaboradas con mucha grasa, en cambio si las hacemos en casa podemos regular la grasa, el pan con que se hacen y hasta las verduras que añadamos, ya que podemos hacer una versión diferente y saludable que saciará el antojo de los más exigentes del hogar, al mismo tiempo que los alimentamos de forma correcta.
Las bebidas también deben supervisarse con cuidado, ya que aprovechando el gusto por los colores y sabores acentuados, la mercadotecnia hace de las suyas y la gran mayoría de las bebidas están altamente azucaradas además de agregarles muchos colorantes y demás químicos que no son buenos para los pequeños.
Lo mejor en este caso son las bebidas hechas de frutas naturales, puedes hacer paletas y agregar rodajas de frutas buscando alternativas si a tus pequeños no les gusta mucho.
En conclusión hay ciertas comidas que deben evitarse, otras tantas que es mejor comerlas de vez en cuando y otras más que podemos adaptar a nuestra dieta diaria de forma saludable.
