Este es uno de los procesos que pueden iniciar a diferentes edades del bebé, dentro de algunos parámetros. Además, es cierto que muchos niños pasan la dentición sin inconveniente, mientras que otros se vuelven tan molestos que precisan de algunos analgésicos.
A pesar de ello, incluso los menos afectados, en cierto tiempo ofrecen a sus padres momentos que jamás olvidarán. Por esa razón, el día de hoy te mostraremos en éste artículo que hacer en esos momentos.
Como se sabe el dolor de dientes es pulsátil, es decir, que se presenta con pulsos, parecidos a los del corazón, extendiéndose desde la mandíbula hasta llegar al oído, aumentando cuando se está acostado. Por eso no es capricho cuando prefiere estar en forma vertical en tus brazos, éste tipo de dolor disminuye en esta posición.
Debes colocar a tu bebé junto a tu corazón. Tómalo con calma para que no te irrites. Recuerda que tu ritmo cardiaco es mucho más lento, una excelente forma que le ayuda a clamarse, eso sí, no le quita el dolor, pero disminuye su ansiedad y su ritmo. A un menor ritmo, más lento el pulso y menos dolor.
Consiéntelo dándole varios chupetes, mojados con agua fresca e intercambiarlos constantemente, morder la tetina fresca le ayudará. Conserva en la nevera, no en el congelador, mordedores de diferente textura y combínalos con su chupete.
Sufrir en ningún momento es obligatorio, dale su respectivo analgésico a la hora y con las dosis indicadas por el médico.
Busca geles calmantes para la dentición o gránulos de homeopatía, ya sea belladona, ferrum phosphoricum, chamomilla y pulsatila, poseen propiedades tanto analgésicas como antiinflamatorias.
Lo habitual es que al bebé le empiecen a brotar sus dientes entre los 3 y 6 meses, pero también es normal que la dentición se demores y salga hasta los 12 o 14 meses. Si observas que le duelen las encías, sigue alguna de las pautas que te presentamos anteriormente.