Flores, en el antiguo Egipto

Aciano, amapolas, crisantemos, malvas, lirios, espuela de caballero, jazmines, hiedra, mandrágora y sobre todo, de cañas de papiro y flores de loto. Todas estas flores eran cuidadas casi religiosamente por los antiguos egipcios.

Y es que los egipcios amaban las flores. Hacían ramos con muchos tipos de flores para ofrendarlos a los vivos y a los muertos. Estas eran preparadas en arreglos florales, en diversidad de tonalidades con flores y hojas, se ataban con un tallo de papiro, pudiendo alcanzar, por este motivo, una altura considerable. Estas muestras de ramos florales se pueden observar con mucha frecuencia en las paredes de las tumbas y de los templos. También se han hallado como parte del ajuar funerario en las tumbas del Imperio Nuevo. En arquitectura, muchos capiteles de los templos tenían forma de papiro o de loto. Por lo que en el apogeo de esta civilización la arquitectura y la belleza floral iban unidas.

Los arreglos florales eran, además del vino, una ofrenda frecuente a los dioses. Con ellos se manifestaba el deseo de alegría y vitalidad perdurables. En relación con Amon los ramos de flores desempeñaban una función muy especial. Así, el “Ramo de Amon de Karnak” no sólo era entregado al dios por el rey, sino también, con la misma denominación, a los difuntos como deseo de regeneración.

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