Como puede llegar a ver como estas en la cárcel y de golpe te ves en libre, y te haces pasar de policial para actuar y seguir haciendo de ladrón sin ser molestado.
Un ladrón que se hace pasar por policía, un amish que renunció a sus creencias para ser mafioso, una mujer que oculta un pasado como criminal y que ahora es una madre y esposa ejemplar, un ruso con muy mala leche, unos diamantes, una reserva india que quiere ganar dinero, un exboxeador y exconvicto que regenta un bar… En fin, suena a una peli estilo ‘Snatch’, a un guion lleno de personajes secundarios que son algo más que secundarios, a mucho peligro, violencia, sexo, más violencia… Son Alan Ball y sus amigos llevando al límite y más allá su idea de cómo se debe contar una historia. Sigo dando pistas.
Banshee es un pueblo ficticio situado en Pennsylvania. Banshee también es una figura mitológica celta, una mujer que se le aparece a alguien dando gritos espantosos para anunciarle la muerte de un ser querido. Curiosa elección. A ese pueblo perdido llega el protagonista, Lucas Hood, que ha pasado los últimos quince años en la cárcel. Va en busca de su novia y pareja criminal, y de su parte del botín, y por carambolas de la vida… acaba haciéndose pasar por el nuevo sheriff del lugar.
El actor que interpreta al ladrón, sheriff, ahostiador de peña es Antony Starr, y aquí nada. Su ex es Anastasia, Carrie para su nueva familia, que en la vida real es. El nuevo sheriff se gana pronto un enemigo local, el amish jefe de la mafia, interpretado por un actor al que pudimos ver en la genial. De su pasado criminal se trae otro enemigo, un ruso conocido como Mr. Rabbit. Además de Cross, una de las caras más conocidas en Banshee es la del dueño del bar y exboxeador, Sugar Bates, encarnado por Frankie Faison, un ilustre miembro de la gran The Wire, que es uno de los pocos amigos de Hood en el pueblo. Y por último menciono al personaje cien por cien Made in Alan Ballandia, el pirata informático y reinona amigo del protagonista.