Ser madre se traduce como un mar de emociones, tu vida cambia radicalmente y es difícil describir de lo que se trata, unos días malos, otros peores, pero también están aquellos que no cambiaríamos por nada del mundo… ¿te identificas con alguno?
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Consejos para no convertirte en una madre sobreprotectora
Sabes que al ser madre nunca, nunca, pero nunca volverás a estar sola, para bien o para mal…
Cuando crías a tus hijos sola, repites esta frase una y otra vez, aunque algunas veces para darte valentía y otra para justificarte…
Tu cara cuando alguien te dice que deberías descansar…
Aprendes a practicar lo que es la paciencia, la verdadera pa-cien-cia...
Te asombras y llenas de orgullo al saber que de ti salieron esas enormes criaturas que ahora dominan al mundo, o al menos así lo percibes…
Tienes momentos, muchos momentos de bipolaridad donde sólo deseas tirar la toalla y salir corriendo...
Sabes que cuando tienes niños, el silencio en casa sólo puede significar «problemas»…
De pronto descubres el poder que tienen tus besos, caricias y abrazos…
Sabes que esos 15 minutos mientras manejas tu auto (camino a la escuela claro) o entras al baño sola son lo más preciado que tienes desde que te convertiste en madre…
Ser madre se resume a que nadie puede meterse con tus hijos, ¡nadie!
Notas que empiezas a comportarte como tu propia madre…
Te las ingenias para criar a tus hijos y no morir en el intento…
Descubres lo que es el amor verdadero…
Desarrollas súper poderes…
No importa que tan bitch hayas sido en tu juventud, al ser madre la sensibilidad se adueña de ti…
Tus habilidades se multiplican, te vuelves multitareas y desarrollas un sexto sentido…
Aceptas que jamás volverás a comer comida caliente o ser la primera en hacerlo…
Nunca más necesitarás un despertador pues vienen en paquete con la maternidad…
También sabes que no siempre puedes tener el control de todo, y eso también está bien…
No importa qué tipo de madre seas, quiero que sepas, que estás haciendo un gran trabajo…