El dinero no nos da la felicidad peor ¡ah cómo ayuda a obtenerla! En este mundo mundo, para bien o para mal se necesita del dinero para sobrevivir y la manera más correcta, honrada (aunque no siempre la más sencilla) es trabajar para obtenerlo.
Nos la pasamos toda la vida preparándonos para ello, para trabajar, para ser obreros, empleados, subordinados, máquinas… pocos adultos enseñan a sus niños a pensar como líderes, a innovar y crear, desde muy pequeños se nos enseña el camino de la obediencia, no arriesgarnos y funcionar de manera sistematizada. Para muchos, esta dinámica es suficiente pues a pesar de ser empleados, encuentran integrarse a una empresa que les brinda las herramientas y libertades que requieren para vivir, pero lamentablemente esto no es una constante en el mundo laboral y levantarse día a día a las 4 de la mañana, trabajando jornadas que van de 10 a 12 horas diarias para sueldos que apenas alcanzan para el transporte y alimentos de ese día es el concepto de calidad de vida.
Se dice que las personas deberíamos trabajar para vivir, pero es más sabido que vivimos trabajando…
En el mundo moderno, por necesidades económicas y crecimiento personal, las mujeres tenemos la necesidad de salir a trabajar teniendo que dividirnos entre las tareas domésticas, el cuidado de los hijos, la preparación académica y el empleo cayendo así en un estancamiento y círculo vicioso donde las necesidades nos hacen buscar trabajos con pocas libertades pero sin tiempo para aspirar a algo mejor.
Trabajar para alguien tiene sus comodidades y ese es el chip con el que se nos educa, por lo tanto dejar de hacerlo para cambiar la dinámica es un riesgo que no todos quieren tomar y es que también es bien sabido que el mundo de los negocios donde eres tu propio jefe tampoco es para todos.
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