Los «malas» o rosarios budistas se caracterizan por poseer la forma de una cuenta larga que se divide en 108 cuentas redondas o bien elaboradas en madera o en otros materiales como el hueso, el nácar o el cristal. El propósito de que contenga este número exacto de cuentas (algunas veces llega a los 109) es honrar a las doce casas astrológicas que influyen en nuestro campo magnético y en nuestra alma logrando una mayor armonía en el cuerpo humano de la persona que posea un alma brillante y pura gracias a la meditación, hecho que deberá ser imprescindible para lograr resultados.

Muchas personas que se reconvierten a la religión budista adquieren su primer «mala» o rosario budista, para poder comenzar a realizar sus rezos y meditaciones de una forma más ordenada y natural. Éstos se utilizan de una manera sencilla, siempre comenzando a contar por la primera cuenta dedicada a la Deidad (la 109) contando con los dedos hasta darle la vuelta entera al rosario, esto indicará el tiempo de rezo de un mantra. Al volver a empezar se invertirá el sentido, siempre repitiendo los mantras de una manera segura para poder atraer la suerte.