¿Te gusta beber refresco a menudo? Seguramente te has cansado de escuchar lo dañino que éste es, sobre todo cuando tienes alguna meta sobre tu imagen o cuidado personal, pero si hasta la fecha no logras convencerte del por qué es mejor evitar este tipo de bebidas, trataremos de convencerte puntualizando las principales causas que dañan y alteran a quien las bebe; toma lápiz y papel que esto se pone interesante.
Imagina un refresco de cola bien frío en un día caluroso, de esas imágenes dignas de comercial con el vaso de cristal lleno de hielos y una gota de agua causada por el mismo contraste de temperaturas deslizándose desde el borde hasta la base invitándote a dar un gran sorbo…¿qué de nocivo puede tener esto? Si nos guiamos por las exigencias de un profesional te seguiremos diciendo que incluso un vaso de refresco tiene sus efectos así que si quieres hacerte de la vista gorda de vez en cuando para darte un gusto culposo, adelante; solo toma en cuenta todo el proceso por el que pasa tu cuerpo cuando lo tomas.
- En primer lugar la idea de que un refresco sacia la sed es un mito total, una idea creada y creída por la mercadotecnia ya que por la cantidad de azúcar, un refresco jamás hidratará como lo haría un vaso de agua.
- Con un vaso de refresco alcanzas hasta el 100% de la ingesta diaria recomendada de azúcar.
- Tu páncreas recibe la alerta del shot de azúcar y eleva los niveles de insulina para contrarrestarla.
- El hígado comienza a procesar toda esa azúcar y la convierte en grasa
- La cafeína llega a tu sistema acelerando el ritmo cardíaco y la presión sanguínea.
- Tu metabolismo se acelera tratando de nivelas esos picos de producción y energía.
- Llega la necesidad de orinar pero no es sólo el refresco lo que sacas, eliminas nutrientes, minerales, electrolitos.
- Dado al aumento de insulina ahora tu azúcar llegó al extremo bajo por lo que comienza u círculo vicioso donde necesitas más…
Ahora imagina esta acción una y otra vez pues aunque parezca increíble hay quienes beben no uno, sino hasta 4 vasos o más de refresco acompañando su comida y es decir, cada una de éstas a lo largo del día que por mínimo son 3; ya tenemos 12 vasos de refresco en un solo día, multiplica los efectos y tendrás respuestas, tu organismo está sometido a un paseo por la montaña rusa.
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