Suspiros de la abuela

Los suspiros de abuela no son un postre en sí, pero si pueden servir para poner la guinda a un buen postre y es muy sencillo de hacer. Hoy os vamos a enseñar cómo.

Los suspiros son un clásico que han acompañado tradicionalmente a unas buenas natillas  de huevo caseras y que, en este caso como en otros dulces, nos ayudarán a sacarle partido a los huevos que hallamos tenido que emplear. Esto resulta así porque si bien muchos sólo emplean las yemas de los huevos, las claras son el principal componentes de los suspiros. Con este extra conseguimos que en nuestra receta no se desperdicie ningún ingrediente.

De esta manera para preparar los suspiros sólo basta con las claras de los huevos y mucho azúcar. el procedimiento es el montar las claras a punto de nieve con el azúcar, que añadiremos progresivamente. Para ello, lo mejor es emplear las barillas de la batidora a máxima potencia durante unos cinco minutos o hasta que la mezcla espese y obtenga un color blanquecino.

Una vez conseguido este resultado se puede utilizar directamente para decorar el dulce principal, aunque será mucho más fresco y tendrá más consistencia si lo dejamos reposar un par de horas en la nevera.

Si queremos también podemos emplearlo con un plus de dulzor para aquellas recetas que necesiten de horno, ya que también dan un toque especial ligeramente gratinadas. Una vez colocadas para adornar con hermosura se hornean con una potencia fuerte.

Por otro lado, hay que decir que también existe otras recetas bajo el título de ‘suspiros de la abuela’. Estas se hacen con huevo, mantequilla, harina y huevo haciendo una sencilla masa para galletas, que ya os explicaremos pronto.

4.5

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