Fijaciones y regresiones

Freud sostiene que el desarrollo se da en un orden de progresión, determinado biológicamente; pero que esa progresión puede verse alterada por fijaciones y regresiones. Las fijaciones señalan una paralización parcial en algún aspecto de la evolución; por ejemplo, niños que continúan chapándose el dedo hasta edad avanzada. Las regresiones, en cambio, hacen referencia a retrocesos, también parciales, hacia determinados aspectos de etapas anteriores; en el ejemplo anterior, el niño que había dejado de chupar su dedo, vuelve a hacerlo.

La evolución en etapas de crecimiento se reorganiza de acuerdo a la elaboración de los conflictos propios que cada una posee. En otras palabras, cada etapa supone una zona erógena predominante, así como conflictos específicos que deben elaborarse.

En la etapa oral, la zona erógena es la boca, y el principal conflicto es la dualidad satisfacción-frustración. En la etapa anal, la zona erógena es el ano, y la conflictiva la autoridad-rebeldía. En la etapa fálica, la zona predominante es la uretro-genital, y el conflicto a elaborar es el afamado complejo de Edipo.

Todo este progreso puede verse modificado y afectado, en diferentes momentos, por sucesos traumáticos, que conduzcan a fijaciones y/o regresiones en el desarrollo.

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