Electroshock

La terapia de electroshock (electrochoque en su traducción al español), terapia electroconvulsiva o TEC, se utiliza casi mundialmente desde comienzos del siglo XX. Basta nombrar películas como Atrapado Sin Salida para reseñar las particularidades de la técnica en sus orígenes; particularidades que le valieron la más mala reputación entre el colectivo general, sembrando pánico e influyendo de manera negativa en la imagen que poseemos de la misma.

En sus comienzos la técnica se utilizó de manera indiscriminada, similar a lo sucedido con las prácticas de lobotomía (destrucción de vías nerviosas cerebrales mediante intervención quirúrgica). Solo a partir de los años 70 (y paulatinamente en aumento con los años) fueron variando la frecuencia y duración de las estimulaciones, los tipos de pulsos utilizados y las patologías a las cuales se aplica. Actualmente el electroshock dista mucho de aquellas imágenes cinematográficas, en gran parte, gracias a la utilización combinada de anestésicos y relajantes musculares que evitan que el paciente convulsione mientras recibe el tratamiento. Asimismo, el electroshock se reserva solo para la intervención en casos severos de depresión, trastorno bipolar y esquizofrenia; casos para los cuales los beneficios superan ampliamente los costos (en algunos casos: amnesias pasajeras, delirios y/o problemas cardiovasculares y pleropulmonares).

4.4

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