Disgrafía

La palabra disgrafía se utiliza para definir problemas en la escritura, sea en su forma o contenido; sin que existan trastornos a nivel intelectual, neurológico, psicológico o social. Este trastorno aparece luego de iniciada la escolaridad, por lo que un diagnóstico realizado con anterioridad no es adecuado ni correcto.

Algunos autores diferencian dos tipos de disgrafía: la disgrafía motriz y la disgrafía específica. En la primera aparecen dificultades que corresponden a una motricidad deficiente; y los síntomas que se observan son: lentitud, manejo incorrecto del lápiz, postura inadecuada al escribir, signos gráficos indiferenciados, entre otros. El segundo tipo de disgrafía refiere a una dificultad para reproducir letras. Algunos de los síntomas que suele presentar son: rigidez o irregularidad en la escritura, deficiente organización en la hoja, impulsividad al escribir o excesiva rigurosidad, entre otras.

Otro tipo de trastorno asociado es la disortografía, el cual refiere a un déficit significativo en el uso de la ortografía.

La disgrafía suele ser detectada rápidamente en el ámbito escolar; pero su correcto diagnóstico, y consecuente intervención, debe ser realizado por un profesional.

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