Rosenvinge y el lado feminista de la historia

Christina Rosenvinge es uno de los iconos del indie de nuestro país, y tras el lanzamiento de su último trabajo ‘La joven Dolores’, se encuentra realizando la gira de presentación por toda España. Tras un largo recorrido por la música y un camino lleno de altos y bajos y numerosas agrupaciones que han abarcado multitud de géneros, Rosenvinge se ha asentado definitivamente en los número 1 de ventas dentro del género independiente. Artista polifacética, cuenta con un gran número de proyectos entre manos.

 

Has realizado un proyecto para niños de entre 2 y 10 años, ‘Cuentos enchufados’, donde los cuentos toman forma de canción. ¿Cómo surge este proyecto?

Aparte de lo mío, de vez en cuando hago cosas y tengo algún proyecto lateral y esto de los niños es algo que salió porque había escrito algunas canciones como un juego para mis hijos. Lo estrené en Málaga precisamente el año pasado y es algo que voy haciendo poco a poco en los ratos libres que tengo.

Christina es madre de dos niños y dicen que la maternidad cambia la forma de ver la vida.

Cuando la música se convierte en una forma de ver la vida, ¿la maternidad cambia la forma de crear música?

La maternidad se mitifica demasiado, sí que te cambia la vida porque ya no puedes hacer las cosas que hacías antes. Cambia más que nada como se siente, y cambia tu orden de prioridades, pero no veo la maternidad como una finalidad sino como algo que haces por el camino, no como una función. Hay que tener cuidado con mitificarla, porque al fin y al cabo es algo que se hace por el camino.

La gira con la que te encuentras ahora es una gira acústica, más íntima y cercana, pero realmente tu base musical es así, íntima y cercana. ¿Te encuentras mejor en este formato o en eléctrico?

Me encuentro muy bien así, porque es un formato muy versátil y las canciones suenan de una manera especial, la voz tiene mucha mas importancia y también da luegar a la improvisación de una manera que en un formato eléctrico es más complicado de hacer.

Llegas haciendo un repaso de los clásicos de tu carrera. ¿Aprovecharás esta gira para reinventar de algún modo estos clásicos?

Sí, efectivamente. Lo que haré será eso, coger canciones que escribí hace mucho tiempo y transformarlas y darles un nuevo aspecto.

En tu último disco, ‘La joven Dolores’, haces una recopilación de mitos femeninos de la historia, como Eva en el Edén, la mujer de Lot convertida en sal o la figura de las sirenas. ¿Te sientes identificada con alguna de ellas?

Todas somos un poco de todo, lo mitos existen porque nos representan, y por eso son eternos y no mueren, porque representan el comportamiento humano, nos vemos reflejados en ellos. Todos somos parte de todos esos mitos o podemos buscar una similitud entre el significado de un mito y nuestra propia vida. En este sentido todos nos podemos ver reflejados en algún mito. Lo que yo hago es una reflexión sobre la naturaleza de los mitos femeninos, porque mientras en los mitos masculinos todos son tan héroes los mitos femeninos tratan complejos. No hay heroínas, tienen una naturaleza muy ambigua. Eva, por ejemplo, no tiene un tratamiento positivo, la expulsan del edén, o la mujer de Lot. A mí me gusta jugar con el significado ambiguo de esos mitos para de alguna manera justificarlos, es decir, buscar el porqué de su comportamiento y tratarlo desde un punto de vista más humano. Todos nosotros estamos hechos de trozos de mitos de alguna manera

 

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¿Toda esta recopilación de mitos nace por casualidad o te centras en sacar todos esos mitos a la luz y sacarlos en un disco?

Empezó como un juego que quise retomar. A la hora de escribir letras me gustan los temas clásicos e ir más allá.

 

Hablando del pasado, y haciendo una comparación entre tu ‘yo’ pasado y tu ‘yo’ actual, comenzaste haciendo punk en la Movida, luego llegaron las superventas en los ochenta con ‘Alex y Christina’, en los noventa te transformaste en cantautora rockera con ‘Christina y los subterráneos’, después te marchaste a Nueva York absorbiste la influencia de vanguardia de entonces y actualmente eres un icono del indie nacional. Lejos de todas esas etiquetas, ¿qué se aprende andando tantos caminos?

Fundamentalmente aprendes que cada uno es dueño de su destino, es decir, que uno tiene unas cartas dadas y las puedes jugar de cierta manera, pero uno elige donde va y como quiere hacer las cosas. Aunque parezca que la vida te lleva hacia ciertos lugares tu puedes dar un golpe de estado y hacerte con el mando. Eso es lo que yo he hecho en alguna que otra ocasión, unas veces a base de renunciar a cosas aunque me fuera difícil de entender porque suponía renunciar a privilegios.

 

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Hasta hace poco más de una década la música que realizabas era totalmente distinta a la música que realizas ahora. Siempre la música es constante evolución, pero desde hace unos años has seguido un hilo musicalmente hablando. ¿Te sientes más cómoda ahora que antes?

Esta gira con la que me encuentro ahora, con una música más desnuda, vais a ver que no hay unos cambios tan drásticos, la línea de composición es continua y se va a ver muy bien en acústico. Donde sí que ha habido cambios más drásticos ha sido en la forma en que las canciones han sonado, pero realmente en la composición y la escritura de letras, lo que es la parte solo mía, hay una coherencia muy grande, lo que ocurre es que por las circunstancias que han rodeado la grabación de cada disco cada uno suena de una forma diferente. El camino artístico, cuando te lo tomas en serio, es precisamente eso, no conformarte con lo que tienes y seguir buscando cosas diferentes, es algo inagotable, de lo que una se alimenta. Solo buscas un trabajo que te gusta, ya que te debes a eso.

En cuanto a este tema se refiere, buscar lo que uno quiere, en tu época con Warner tuviste algunos desacuerdos por el intento de ‘remodelación’ de la discográfica. ¿Aquellos desacuerdos se debieron a que tu empezabas a evolucionar hacia otras vertientes o simplemente no te convencían sus formas?

Yo nunca estuve cómoda en el formato clásico de multinacional, desde el primer día no me parecía bien como se hacía las cosas. Lo que ocurre es que en un principio no me hice con el mando como para levantar la voz, pero viéndolo desde dentro. De todos modos con Warner he seguido trabajando varios años después, pero trabajando con otros términos. En las compañías hay gente muy capacitada, solo que las discográficas tienen que vender cuanto más mejor, venden cultura y su funcionamiento económico no es que debería tener una empresa cultural, sino que trabajan como cualquier otra empresa.

 

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Tu marcha a Estados Unidos supuso romper con tu ‘yo’ pasado y comenzar lejos de cualquier etiqueta que pudieras tener?

Lo que yo estaba haciendo, más que romper etiquetas, era seguir hacia delante, yo vi por allí un camino que me era posible tomar y aproveché la oportunidad y me fui de una manera muy intuitiva, porque tampoco sabía que iba a hacer allí. Al principio iba solo a hacer un concierto pero entré en un círculo con gente muy interesante, entonces surgió la idea de grabar un disco y al final unos meses se convirtieron en años.

Estuviste a punto de dejar la música entonces, ¿qué pasó para que decidieras seguir con ella pasara lo que pasara?

He tenido varias crisis, por un motivo por otro, porque no estaba de acuerdo con cómo se hacían las cosas, o porque no ganaba dinero y me costaba dinero hacer música. He tenido crisis de todo tipo durante un montón de años y evidentemente la carrera musical es de todo menos fácil. Sacar adelante un disco y una gira es una aventura.

 

4.6

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