Seguramente has escuchado más de una vez hablar sobre estrés ya que lamentablemente es un término muy utilizado para expresar diferentes actitudes o estados de ánimo; «me siento estresado, seguro te estresaste, etc. Y aunque no siempre estos términos se emplean en el contexto correcto hay algo cierto aquí pues el estrés es algo cada vez más común en nuestras vidas.
El estrés se define como un estado de agotamiento mental tras una exigencia superior a la normal, sin embargo y contrario a lo que muchos creen, esta afección no solo queda aquí; existe un gran tabú relacionado al tema al pensar que el estrés está en la mente que solo provoca «mal humor» y que se puede controlar.
El estrés es un resultado de exigencia máxima a nivel mental pero también orgánico, muscular, esquelético etc., ya sea de manera directa o indirecta. Es por ello que se debe condierar al estrés como una alteración real y que aunque siempre ha existido como parte de nuestro funcinamiento como seres vivos es a causa de la exigente y exhaustiva vida moderna que el estrés se ha concentrado más en un tema emocional.
Estrés mental
Se produce como resultado de una sobre carga de preocupaciones, ideas o recuerdos, es muy común aparezca cuando tenemos que tomar una desición importante, cuando estamos sobre cargados de trabajo o tareas y la mente trabaja tan rápido que no se desconecta cuando debe descansar, esta sobre carga nos trae desde angustia, miedo, enojo hasta dolores, mareos, insomnio o por el contrario somnolencia y falta de concentración.
Estrés corporal
Sobre esfuerzos físicos como estar mucho tiempo en una misma postura regularmente por el trabajo por ejemplo los empleos de oficina o tras una computadora (lo cual es cada vez más común), caminar distancias grandes en tacones, usar ropa ajustada, cargar objetos pesados, esperar de pie mucho tiempo al hacer filas etc., todo esto trae cansancio, incomodidad y dolor corporal, además de preocupaciones y falta de rendimiento por el mismo padecimiento.
Estrés orgánico
La falta de sueño, saltarse comidas, no acudir al baño cada que se necesite, comer deprisa y sin planeación, automedicarse, forzar la vista con los aparatos electrónicos, dormir con el celular a un costado, etc., son acciones que tenemos como rutinarias sin percatarnos del daño que provocan a nuestra salud estresando nuestros órganos y sistema completo causando así enfermedades tanto crónicas como fulminantes.
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