Gracias que actualmente contamos con mucho más infotmación sobre nutrición y alimentación podemos saber que contrario a lo que nuestras abuelas creían, un niño «gordito» no es un niño sano. Sin embargo, la información que tenemos contrasta mucho con nuestra forma de vida y costumbres actuales.
Alimentar a nuestros hijos con comida chatarra es algo muy fácil que sin darnos cuenta les hace mucho daño, esta mala costumbre puede darse desde que son unos lactantes; por comodidad o mala elección podemos comenzar por ejemplo dándoles jugos o leches muy azucaradas, las cuáles van creando una adicción, llegada la etapa de alimentos sólidos, es sabido que cuesta algo de trabajo introducirles las verduras y con los caprichos cedemos ante embutidos o golocinas.
Todo quel alimento como dulces o frituras no debe ser del todo prohibido, pero sí controlado, manéjalo como un premio, algo para salir de la rutina y que ellos aprendan a valorarlo, no dañes sus pequeños cuerpecitos llenos de energía, un niño gordo es un niño infeliz, difícil de adaptarse a la sociedad, con problemas de salud y prematuramente cansado.
