Como madres se requiere de mucha atención e intuición en el cuidado de nuestros pequeños y todas sabemos que una de las vivencias más difíciles es cuando ellos enferman.
Existen los malestares comunes como diarrea, fiebre, vómito…que son indicativo de alguna enfermedad, pero también están aquellos que no se ven a simple vista y que incluso para los profesionales de la salud se llegan a escapar.
¿Entonces cómo podemos darnos cuenta que algo le pasa a nuestros hijos? Aunque no lo creas es posible, sin embargo no es sencillo, aquí es donde entra ese sexto sentido y agudeza que como madres desarrollamos, conocer a nuestros hijos es crucial para su bienestar.
Antes de que algún problema se presente, lo mejor es prevenir y estar preparadas, parecerá extraño pero el mejor consejo es «memoriza a tus hijos» así es, revísalos diariamente, aprende el número de lunares que tiene, la forma y color de sus ojos, sus piezas dentales, el color de su piel y cómo reacciona a situaciones como el sol, rozaduras y raspones.
Estos detalles pueden ayudarnos a identificar signos tempranos como una fiebre, ya que su piel cambia a un tono rojizo, el estado de sus ojos igualmente es diferente cuando están cansados o enfermos, cuando memorizas sus lunares puedes saber si ese nuevo punto ya estaba ahí o se trata de algún piquete de insecto, brote de alergia o una mancha cualquiera.
Sobre todo cuando tus hijos inician su incursión en escuelas, guarderías o bajo el cuidado de alguien más, aunque parezca exagerado es muy importante que hagas estas revisiones de manera diaria y exhaustiva; revisa muy bien su boca, genitales, cabello; esto de manera física pero igualmente como madres debemos conocer el estado de ánimo de nuestros pequeños ¿es normal que esté tan irritable o por el contrario…tan pasivo?
Siempre habrá un cambio cuando ellos enferman o están a punto de… el tipo de cambio lo determinará tu hijo ya que cada uno es único en su personalidad y características y sobre todo, no dejes de observar y confiar en tu instinto así como en las señales que los niños nos dan.
Muchas veces les restamos credibilidad pero los primeros signos están ahí, si tu bebé o niño pequeño te pide comer más de lo regular o se queja de algún malestar, no lo pases por alto.