Cuando se realizan arreglos florales, ya sean secas o frescas, podemos tener notables resultados y agradables a la vista, sin embargo, podemos notar un cierto sinsabor porque no nos llega a convencer. No obstante, el hecho de abrir nuevas ideas como el de incluir determinados modos naturales, no solo lo ortodoxo, puede dar un gran esplendor a nuestra imaginación y gusto.
La posibilidad de realizar arreglos más originales se multiplican. La variedad y los campos son enormes. Frutos secos, calabazas, mazorcas frescas o secas de maíz, frutas como el plátano, pera, naranja, manzana, racimos de uva. Verduras como el puerro, perejil, coles y muy especialmente la Lombarda. Hojas y ramas verdes son aptas para rellenar un arreglo con unas pocas flores, incluso cabe la posibilidad de utilizarlas solas si las combinamos por su tamaño, forma y textura. Otras ramas, como las de algunas variedades de coníferas, las de eucalipto o las de boj, sirven de complemento para ramos y centros.
Las raíces de algunos árboles combinadas con flores secas darán originalidad a las distintas composiciones que hagamos.
Herramientas nos las da la naturaleza, las simples cortezas de un árbol, una determinada forma de ramas o pintorescas hojas secas. Imaginar es una obligación.