Se ha de preparar la mesa donde llevará a cabo la tarea. Se coloca sobre una superficie plana un recipiente que servirá para almacenar agua. Póngase encima una peana metálica. Sobre esta se coloca una maceta y se llena hasta la mitad con la muestra de tierra, bien seca y trillada.
Si el agua no sale, el suelo es arcilloso, se añade un poco de agua poco a poco hasta llenar prácticamente la maceta. Si el agua no drena o tarda en salir por el agujero del recipiente, se trata de tierra arcillosa.
Si el agua sale a chorro, el suelo es arenoso. Si el agua sale en forma de lluvia, el suelo es óptimo. Si el agua cae como si fuera lluvia es que la tierra mezcla adecuadamente las diferentes texturas y es óptima para las labores de jardinería.
En los centros de jardinería se pueden encontrar mezcla de tierra muy equilibradas en texturas y nutrientes, y aceptadas por casi todas las plantas.