Se conocen como hernias a aquellos bultos o protuberancias que salen del cuerpo y que no deberían ser, este bulto se debe a que existe un orificio en el tejido o la pared blanda de la zona donde se tenga.
En el ombligo se les conoce como hernias umbilicales y por lo regular son los intestinos los que se encuentran atrapados en ese espacio junto con adiposidades por lo que es conveniente corregirlas mediante cirugía.
Las hernias umbilicales puede ser de dos tipos; la que viene de nacimiento o la que es ocasionada.
Las de nacimiento se deben a un defecto desde la formación de la cavidad abdominal o el cordón umbilical, en pocas palabras el bebé ya nace así y se llaman hernias primarias.
Las hernias provocadas como su nombre lo dice pueden generarse en la vida adulta por un esfuerzo que provoca la debilidad de la zona y una exposición de la cavidad. Los esfuerzos pueden ir desde ejercicio extremo, tos crónica, cargar peso o un embarazo.
Lo delicado de una hernia no es el orificio en sí sino lo que pudiera quedara atrapado en éste por ejemplo la protuberancia que se forma no es más que contenido que debería estar aislado de su cavidad pero al haber un escape puede llegar a asomarse y con algún movimiento ahorcarse provocando entonces una urgencia médica.
¿Cómo saber si tengo una hernia umbilical?
A veces las hernias de ombligo están ahí pero no presentan molestias y el paciente no puede detectarlas, esto pasa cuando las hernias son pequeñas y por lo regular se mantienen así mientras no hagas grandes esfuerzos o mantengas un vientre considerablemente plano donde no haya presión abdominal, sin embargo una vez comiences a sentir molestia en la zona del ombligo que va desde dolor, comezón o punzadas así como notar un bulto suave que regresa a su lugar con la presión de éste entonces puedes consultar con un especialista.
Acude a un cirujano general o un cirujano plástico para una valoración, ellos podrán decirte el tamaño de tu hernia en caso de padecerla y si ésta viene acompañada de algún otro problema, hay médicos que sugieren no operarse hasta que se decida no tener más hijos por el riesgo a volver a provocarla o que las consideran no problemáticas por su pequeño tamaño, sin embargo la decisión y valoración debe dejarte satisfecha, recuerda que más vale prevenir que lamentar, habla con él sobre las posibles complicaciones al operar y no operar y toma la mejor decisión.
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