¿Te ejercitas constantemente, procuras comer saludable, eres de complexión delgada…pero aun así sientes que no puedes bajar la pancita?
Muchas veces la respuesta es muy simple aunque no es tan obvia ya que podemos asociar cualquier tema referente a un estomago abultado con exceso de grasa o flacidez. Sin embargo un vientre inflamado puede tener otros orígenes, entre ellos la inflamación a causa de ciertos alimentos.
Entonces, si notas que aun alimentándote sanamente y con ejercicio hay cierto malestar y un volumen localizado, será hora deponer aún mas atención a lo que comes.
A pesar de llevar una dieta libre de frituras, grasas y azucares, muchos alimentos considerados como «saludables» son difíciles de digerir para ciertas personas, ocasionando justamente una indeseada hinchazón, que aunque puede hasta cierto grado tomarse como » normal «, en cuestiones estéticas no es tan agradable.
Echa un ojo a tu dieta y evalúa si la causa a tu inflamación puede estar ahí, para orientarte aquí te muestro cuáles son unos de los principales motivos de un vientre abultado.
Lácteos
Leche, queso, yogurt; estos alimentos provocan hinchazón sobre todo en personas con intolerancia a la lactosa, aunque cualquiera lo puede presentar por la difícil digestión de estos. Para evitarlo sustituye tus productos favoritos por aquellos deslactosados.
Legumbres
Debido a la gran cantidad de fibra, es difícil digerirlos. La solución es remojar y cocer muy bien para facilitarle al intestino la tarea.
Crucíferas
Coloflor, brócoli, coles de brucelas; Dado a la alta producción de gases en el proceso digestivo, al ingerir vegetales de dicha familia el resultado inminente será la inflamación. Para evitar esto lo mejor es cocer muy bien y restringir su consumo.
Chiles
Los alimentos a base de chiles, salsas y especias, tienden a irritar el tracto digestivo y estómago lo que a su vez distiende los órganos ocasionando una visible inflamación. El remedio es reducir su consumo.
Otros desencadenantes de la inflamación de vientre:
Estrés, saltarse comidas, estreñimiento, medicamentos, y claro, alimentos procesados y bebidas gaseosas.