Cuidamos de nuestro cabello; lo lavamos, lo teñimos; de nuestra cara, la exfoliamos, la maquillamos, hidratamos nuestras manos, fortalecemos nuestros abdominales, pero hay una parte de nuestro cuerpo que la mayoría de las veces simplemente olvidamos.
Los pies no sólo son una parte más de nuestro cuerpo que se forma de la misma piel que el resto, sino además estas dos extremidades se someten a trabajo forzado durante todo el día, son aquellos que soportan nuestro peso, se dañan con el calzado y otros males, es por ello que hay que ponerles más atención.
Algunas personas relacionan los pies con algo sucio, quizá por el hecho de estar en contacto con el suelo o comprimidos en zapatos todo el día, no obstante esto no es algo natural, el mal olor o alteración de cualquier tipo son una manifestación de algún transtorno de la salud de tus pies.
Entre los más comunes se encuentra el conocido como pie de atleta, producido por hongos en los pies, este mal aqueja a hombres y mujeres por igual comienza siendo casi imperceptible con una ligera comezón y cambio en el olor hasta descamación, olor muy fuerte y proliferación de los hongos a otras zonas del cuerpo.
El pie de atleta es muy contagioso, el exponerse a humedad prolongada o contacto con zonas infectadas como pisos o calzado son las principales fuentes, regularmente en el verano y primavera es cuando más personas sufren de este mal ya sea por la presencia de humedad en el ambiente o al exponerse a lugares públicos como saunas, balnearios o baños públicos.
Es por esto y más posibles padecimientos que hay que dedicarle tiempo y atención al cuidado de nuestros pies, observarlos continuamente, hidratarlos y darles un tratamiento oportuno entre más acciones.
Utilizar talco o sprays desodorantes que no sólo eliminen el mal olor sino lo combatan con agentes fungicidas, esto puede ser diariamente como tratamiento preventivo y no sólo curativo, intercambiar entre unos zapatos y otros para dejar ventilar bien cada par, no usar zapatos agenos ni prestar el calzado propio.
Lavar bien los pies y secar entre los dedos perfectamente antes de colocar los zapatos, utilizar calcetines o medias limpias.
No caminar descalzos por lugares públicos, en baños o albercas utilizar siempre sandalias inclusive en el área de regaderas. Si se toman clases de baile donde se requiera estar descalzos por ejemplo, utilizar protectores para los pies y revisar constantemente cualquier cambio en estos.
No olvidemos que nuestros pies también son parte de nosotros así que hay que cuidarlos como es debido.