Hasta hace quizás poco más de 10 años el mayor porcentaje de actos de violencia hacia los docentes no pasaban de lo que podría catalogarse como bromas pesadas y/o vandalismo. Casos de agresión directa y sistemática no se conocían públicamente, no se denunciaban y/o se trataban en la intimidad de la comunidad escolar. Entonces, ¿qué ha sucedido en estos últimos 10 años? ¿Cuáles son las causas del acoso a los profesores?
La desvalorización de la profesión, la falta de consenso respecto del rol docente, las deficiencias de los institutos de formación y el hecho de que la educación que se imparte ha dejado de ser útil en la realidad social que le toca vivir al alumno, son solo algunas de las consideraciones que reconocen de los propios docentes.
Por una parte, los niños y adolescentes han perdido los límites, la realidad se ha flexibilizado al punto de creer que es posible agredir a otro ser humano sin que medien consecuencias. Las normas de convivencia escolar y prohibiciones no están claras o no se llevan a cabo con rigurosidad. En tanto que la administración presiona porque los alumnos pasen de curso y los docentes se las ingenien para el dictado de la materia. Asimismo, muchos padres se les hace difícil mantener un ambiente de respeto mutuo en sus propios hogares. En este estado de cosas, el docente con grupos difíciles o con poca formación profesional, experiencia o carácter, sucumbe ente la realidad cruda y anárquica.
La situación se observa tanto en la educación inicial como en la secundaria, aunque en esta última cobra mayores dimensiones dada la edad del alumnado. A mayor edad, la fuerza física y la destreza psíquica son mayores, y con ello mayores dimensiones pueden tomar las agresiones.
Algunas posibles salidas o lineamientos de acción para la problemática es crear y establecer leyes a nivel gubernamental que otorguen legalidad y den reconocimiento a la problemática. Otra herramienta para la lucha en el desmantelamiento de estas conductas es la creación de normas de convivencia y disciplina claras y precisas, así como las consecuencias ente el quebrantamiento de las mismas. Estas normas deben establecerse en concordancias con los derechos fundamentales de todo ser humano y las leyes propias de cada país. El entendimiento de que “a cada acción corresponde una reacción” es básico y fundamental.
La reprimenda de la sociedad también otorga legalidad, por ello la denuncia y el conocimiento público es imprescindible. El principio de respeto mutuo como condición sine qua non en las relaciones ascendentes y descendentes es otro de los pivotes fundamentales.
Reconocer y tratar las causas del acoso a los profesores, en acción conjunta con todos los integrantes de la comunidad educativa, es el puntapié inicial del cambio.
Psicóloga~ Terapeuta~ Docente
La Licenciada Verónica M. Sargiotti Pieretto es Psicóloga especialista en Terapias Breves. Egresada de la Universidad Nacional de Córdoba en 2002. Profesora en Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba en 2004. Y Postgraduada en Psicoterapia psicoanalítica breve del Centro de Investigaciones Psicológicas en 2006.