Elección de pareja

Los principios que rigen la elección de pareja, es decir, las condiciones, circunstancias y determinantes que nos llevan a elegir una pareja y no otra, no están realmente claros. Variadas disciplinas, entre ellas la antropología, la psicología y la biología, proclaman sus hipótesis como correctas, y aun dentro del campo de la psicología existen variadas posturas; aunque la que nos interesa es la desarrollada por Harville Hendrix.

De acuerdo a este autor, a la hora de elegir una pareja, estamos condicionados por necesidades infantiles insatisfechas de las que no somos conscientes, necesidades que tratamos de cubrir con la elección de un nuevo objeto de amor, en palabras sencillas “lo que mamá o papá no me dieron lo buscaré en alguien más”. Pero no todo termina allí, la verdadera dificultad se presenta debido a que elegimos a esta nueva persona basándonos inconscientemente en el molde de mamá y papá. Resulta entonces sorprendente la paradoja observable: esperar y demandar que una nueva persona cure heridas causadas por otra persona de características muy similares a la primera.

Está claro para Harville Hendrix que el círculo vicioso continuará girando hasta que produzcamos un cambio, ya que hemos elegido una pareja que nos trata de manera similar a aquellos que nos cuidaron y nos vinculamos a ésta de la misma manera que lo hacíamos con aquellos. Pero el autor va más allá de esta hipótesis al describir seis fases del desarrollo infantil y las resultantes en las elecciones de pareja de acuerdo a la fase que se halla visto interrumpida o no desarrollada. De esta manera, los seis tipos genéricos de pareja serían:

1. Demandante / Evitador (distanciado)
2. Perseguidor / Huidizo (aislante)
3. Rígido (controlador) / Sumiso
4. Competitivo / Manipulador
5. Solitario / Sociable
6. Rebelde / Conformista

La elección de pareja puede estar influenciada por necesidades insatisfechas de varias fases y no necesariamente preponderar claramente una de ellas. Lo importante es saber a qué juego estamos jugando.