En Marigot se podrá pasear por las calles las cuales son muy distinguidas y aromatizadas, frente al mar se extiende un enorme mercado bajo el cielo abierto, acá en este lugar se puede apreciar cómo compiten entre ellos, artesanos, artistas y vendedores, legumbres, frutas y verduras con gran variedad de pescados frescos se entremezclan tejiéndo una formidable textura.
También se puede encontrar una enorme variedad de puestos con especias, las cuales perfuman los mercados, orégano, pimentón, cebollín, canela en rama, todas peleando aromas y colores.
Detrás de los mercados el majestuoso puerto, desde allí zarparán catamaranes y miles de embarcaciones rumbo a las islas St. Barth y Anguila, caminando hacia el centro por las calles Liberté y reubliqué, donde se presienten los temblorosos tiempos de la Revolución Francesa, se pueden descubrir las tiendas más afamadas como Tiffany, Hermes y Rolex.
Galerías de arte y exquisitas pastelerías, restaurantes cercados de bulevares, plazoletas, pérgolas y enormes aceras con café. De vuelta al puerto un coqueto centro comercial, varios pisos y un fascinante ascensor traslúcido.
El Fuerte Saint Louis se encuentra muy próximo, fue levantado en el año 1767 y desde allí la bahía Marigot luce espléndida, barcos, olas y paisajes increíbles.
Un turismo realmente mágico, surfistas y los amantes del parapente rompen los vientos alisios, fuertes, barriendo las olas y las corrientes marinas, un viaje de ensueño. Por las calles de Philipsburg del lado holandés se podrá almorzar unas deliciosas langostas y las riquísimas bebidas típicas.