La vida está llena de constantes paradojas, por un lado se nos exige sobre salir en el mundo de manera competitiva, encontrar al mejor prospecto como pareja, ser el mejor en la escuela y dejar marca en este mundo, pero por otro no se nos dan herramientas para hacerlo y el primer contacto social que tenemos nos llena de control, miedos y rechazo.
¿Cómo vas a identificar que tu pareja es abusiva si has crecido viendo normal este comportamiento? Es una de las constantes injusticias que la educación tradicional nos trae.
Nadie, absolutamente nadie puede estar por encima de nosotros, solo basta con mirarnos al espejo incluso ya siendo adultos y darnos cuenta que no tenemos todas las respuestas, que constantemente nos equivocamos, que aún siendo madre o padre estamos aprendiendo en el camino, entonces ¿no crees que lo mismo pasa con nuestros padres?
Sin embargo el romper con una relación amorosa es mucho más fácil que con una relación familiar ¿por qué? La respuesta está en la forma de educarnos, en ese disco dentro de nuestras mentes repitiendo una y otra vez que no hay nada más importante que mamá o papá y que nos debemos enteramente a la familia.
El concepto de familia está tan sobre-valorado que se le llama así a cualquier conjunto de personas con alguna relación sanguínea entre sí, y no como lo que por su importancia, valores, respaldo y respeto debería significarlo.
El primer paso para liberarnos de una familia tóxica o disfuncional es reconocer que existe y por lo regular es uno de los miembros quien comienza a sentirse constantemente incómodo ante la manera nociva de actuar de las otras partes convirtiéndose en la oveja negra lo que puede traer una fuerte lucha emocional por lo que le han dicho que debe sentir y pensar y lo que está sintiendo y pensando realmente.
Lo primero que debes hacer es reconocer el entorno en que te rodeas e identificar así tus emociones, no te sientas culpable cuando descubras que esas personas a quienes tenías en un pedestal no son ni los más sabios ni los más perfectos.
Ten en mente que el remedio o éxito de la relación con tu familia no está en cambiarlos a ellos (lo cual es casi imposible) sino cambiar uno mismo, cambiar de tal manera que logremos romper con esa programación mental y dejar de actuar bajo el embrujo de la familia por sobre todas las cosas.
Marca límites, tu familia no tiene por qué enterarse de todo lo que haces una vez que tienes la edad y madurez para vivir tu vida y sus consecuencias, no tienes por qué tener temor de tus decisiones, ni por qué depender tu autoestima de su apruebo o desapruebo.
Algunas personas incluso sienten la necesidad de alejarse físicamente del entorno disfuncional para retomar el control de sus vidas, la solución estará siempre en uno mismo y la necesidad que sientas para hacerlo.
Y recuerda una vez más, lo más importante en este mundo no es la familia, eres tú mismo para ti, tú eres tu propia familia.
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