Hablar de la intimidad es subir la temperatura; pensamos en seducción, sensualidad y romanticismo, la escena perfecta con pétalos de rosas esparcidos sobre la cama, cuarto iluminado con velas y un suave aroma a canela…¿no? Bueno en teoría así debería ser pero hasta en los momentos más ardientes hay que recordar somos humanos y si no o recordamos estas incómodas (y a veces graciosas) situaciones no lo recuerdan.
Los ruidos extraños
Uno de los momentos más incómodos es cuando a pesar del costoso y seductor atuendo que vistas, tu cuerpo sigue siendo tu cuerpo y esto implica que aunque tu mente esté en otro canal se puede estar llevando a cabo en ese momento la digestión, tus rodillas truenen o el simple sonido que provoca la fricción del acto en sí.
Decir otro nombre
Y no es que realmente estemos pensando en alguien más (bueno, no siempre) pero a veces el subconsciente nos engaña y por alguna razón decimos otro nombre que si buen puede ser relevante o incluso ni siquiera conocer a nadie llamado así, seguro causará gran incomodidad.
Ganas de ir al baño
Es normal, tienes a otra persona presionando su cuerpo contra el tuyo o experimentas posturas que oprimen tu vejiga e intestinos, lo mejor sería darnos un respiro para desahogarnos y poder seguir disfrutando pero muchas veces por pena nosotros mismos complicamos las cosas.
Los olores
Esto sí es algo muy desagradable, aunque dicen que hay olores normales durante el encuentro íntimo enterarte que tu pareja carece de higiene personal desintegra cualquier deseo pasional.
El jalón de cabello
Esto pasa sobre todo cuando el cabello nos pasa de los hombros, es muy típico que se quede atrapado entre las posturas y movimientos, cuando hay confianza en la pareja no pasará más que un par de risas pero cuando es un encuentro de esos express las cosas no son tan cómodas.
El silencio
El silencio, ese silencio incómodo cuando te das cuenta que lo único que te unía a esa persona era de origen hormonal y una vez desahogando el deseo lo único que quieres es salir huyendo.
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