«Jeune et Jolie» –la película del francés Fraçois Ozon– que trata sobre una adolescente que busca su camino en la prostitución y con la que el realizador ha pretendido mostrar lo «dolorosa y difícil» que es la adolescencia, ha resultado ser toda una decepción para la critica especialista en cine.
«Tras ‘En la casa’, en la que trabajé con dos chicos, tenía el deseo de seguir trabajando con adolescentes, más bien con una chica», y de ahí partió la idea de escribir la película, explicó hoy Ozon en rueda de prensa, acompañado de Marine Vacth, todo un descubrimiento y, sin duda, lo mejor del filme.
«Jeune et Jolie» es una historia triste y dramática de la que Ozon se ha querido distanciar para que el espectador saque sus propias conclusiones pero también para demostrar que hay muchas más cosas detrás de los personajes, pues, en su palabras, el objetivo era «dejar agujeros, no contarlo todo». «Esa joven es un misterio y quería compartir ese misterio» con los espectadores.
«Es mi forma de trabajar, tengo tendencia a dejar un poco de distancia. Creo que la gente es inteligente y con capacidad de entender sin que tener que explicárselo todo», agregó el realizador.
Y sobre el porqué de elegir el mundo de la adolescencia, protagonista de sus primeras películas, señaló que en todos los filmes franceses y muchos internacionales «se muestra la adolescencia extremadamente idealizada, pero yo tengo un recuerdo doloroso y difícil de mi propia adolescencia y eso es lo que quería contar, pero con la distancia que permite la experiencia».
El film gira en torno en la vida de Isabella, quien pasa el verano con su familia en la playa y conoce el primer amor de la mano de Félix. Pero tras perder la virginidad con él y no sentir nada de lo que esperaba, a su vuelta a París, emprende una incomprensible doble vida y comienza a prostituirse; y una de las cosas que generó más críticas a la película, es el hecho de que Ozon nunca muestra las razones que desembocaron en esa decisión: su familia (la de Isabella) tiene el suficiente dinero para llevar una vida cómoda, tiene un hermano menor con el que mantiene una excelente relación y buenas relaciones con su madre y su padrastro; y si bien es cierto que suma ciertos problemas para relacionarse con los jóvenes de su edad y una vida demasiado fácil, nada parece tan grave como para empezar a prostituirse; quizá, sólo pudiese ser una razón viable, el sentirse deseada.
El realizador se muestra en «Jeune et Jolie» demasiado frío y distante de un tema espinoso y profundamente debatido socialmente, consiguiendo caer en el absurdo en algunas ocasiones y en bordear lo cursi en todo momento, según la crítica especializada.
Una historia que se desarrolla con la música de fondo de Françoise Hardy: cuatro de sus canciones reflejan la situación por la que está pasando Isabella porque, en opinión de Ozon, «es la que mejor ha expresado la desilusión del desamor adolescente».