La denominación de origen de los vinos tintos suele constatar en las etiquetas y en las contraetiquetas de las botellas de vino. Éstos se diferencian por su crianza de la siguiente manera:
Joven. Cuando no aparece nada que nos indique si nos encontramos ante un vino tinto crianza o reserva es que estamos ante un vino tinto joven o, lo que es lo mismo, un vino tinto del año. Generalmente son vinos aromáticos y frescos no elaborados como vinos de aguante, así que es preferible consumirlos en uno o dos años. Son conocidos también como vinos de cosechero.
Crianza. Vinos que han seguido un mínimo proceso de tres años de envejecimiento en toneles de madera de roble y botella.
Reserva. Vinos seleccionados cuyo envejecimiento supera los tres años como mínimo, uno de los cuales habrá permanecido en roble. Por lo general suelen salir al mercado a los cinco años llenos de armonía y de aromas.
Gran reserva. Grandes cosechas. El envejecimiento de estos vinos ha de suponer, como mínimo, cinco años, dos de los cuales habrán sido en roble. Su estructura, su cuerpo y su aroma aportan las mejores sensaciones en lo que a vinos se refiere.