Pescados I: introducción

Según los historiadores, los primeros humanos ya empezaron a alimentarse en base a la caza descubriendo seguidamente que aquellos abundantes animales que vivían en sus mares y ríos podrían formar perfectamente parte de su dieta diaria. El primer método de capturarlos era, lógicamente, una forma de cazarlos de alguna manera, ya sea a pedradas o con lanzas, un método que distaba muy poco del método utilizado para cazar a los animales campestres.

Con el paso del tiempo nacería la caña de pescar, las ballestas, los reteles y las redes y, ya llegando a nuestro tiempo, encontramos en el mercado todo tipo de pescados de río, de mar, y de mariscos a diario. Tanto los pescados y los mariscos son animales comestibles en su mayoría procedentes de aguas saladas o de dulces. Por marisco se entiende a aquel animal invertebrado comestible y desprovisto de las espinas de los peces, clasificados en dos extensos grupos: los moluscos y los crustáceos. Bien es sabido que los peces (sobretodo el atún y la carpa) fueron bastante apreciados por antiguas civilizaciones, como por ejemplo por Egipto, destacando este consumo por su abundancia, por sus nutrientes y por su bajo coste.

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