– La cáscara del huevo contiene a menudo microorganismos, entre los que están la salmonella, procedentes del nidal, o de las aves y heces, etc. Debe evitarse que esta contaminación alcance el interior del huevo. Para evitar la salmonella, lo mejor es comprar huevos frescos, guardarlos en la nevera y cocinarlos muy bien.
– No se recomienda su consumo en crudo: además del peligro de intoxicación, crudo es poco digestivo y sus nutrientes son poco asimilables por el organismo. (El huevo contiene una proteína, la avidina, que se une a la biotina -vitamina del grupo B- y la inactiva. El calor transforma la avidina en una proteína nutritiva y la incapacita para capturar la biotina.
– Utilizar huevos con cáscara limpia y sin grietas.
– No lavar nunca los huevos, ya que el huevo tiene una capa protectora que al lavarlo se elimina, quedando el huevo desprotegido.
– Al abrirlo, evitar que trozos de la cáscara entren en el interior.
– Respetas las fechas de caducidad.
– Consumir las salsas y mahonesas inmediatamente después de su elaboración (como máximo en 24 horas). Mantenerlas siempre refrigeradas y añadir unas gotas de limón o vinagre.
– No poner en contacto, hasta el momento del consumo, para evitar que la salsa se temple.
– Cuajar el huevo de la tortilla totalmente es una garantía a la hora de consumirla.
Inquieto y devorador de temáticas web y posicionamiento.
Fundador de iOrigen y otros proyectos personales.