En escabeche. Algunos de los pescados que admiten este tradicional método son el atún, las sardinas y el bonito. Este modo de conservación consiste en limpiar bien el pescado y apilarlo en barriles de madera prensados con el fin de que salgan sus jugos y se genere una salmuera. Luego se procede a su enlatado. Otras técnicas incluyen vinagre, o incluso aceite.
Enlatado/embotado. Estas técnicas están basadas en procesos industriales ya que deben garantizar la conservación a largo plazo de los pescados. La industria conservera procede a minuciosos seguimientos de sus conservas como la esterilización de latas y frascos, la adecuada limpieza y el correcto troceado del pescado, el control de las temperaturas para el enlatado o embotado, la introducción en los envases y la indicación en el envase de la fecha de caducidad.
Ahumado. Esta técnica es recomendada para pescados como el esturión, el arenque, el salmón, la trucha y la anguila. Estos pescados suelen ser ahumados en hornos especiales cuyo humo puede alcanzar elevadas temperaturas. El pescado suele estar impregnado de salmuera.
Al vacío. Método moderno que consiste en envasar el pescado limpio, en trozos o entero en bolsas asépticas. Una vez en la bolsa, el pescado es introducido en frío, en refrigeración o en congelación.