Los pescados admiten varias posibilidades a la hora de su conservación y de su mantenimiento. Pese a ello, los especialistas recomiendan el consumo de pescado fresco (el recién capturado) pues así se tiene la mayor garantía de que el alimento aporta en mayor grado todos sus nutrientes a nuestro organismo.
Entre las diferentes posibilidades de conservación del pescado se encuentran la refrigeración, la congelación, el secado, el salazón, en escabeche, enlatado/embotado, ahumado y al vacío.
Refrigeración. Dependiendo de cada especie el pescado admite una conservación normal en refrigerador entre 0º y 2º durante un máximo total de tres días. Los especialistas recomiendan consumirlo como máximo al segundo día. Debemos tener en cuenta de que, antes de refrigerar un pescado, tendremos que haberlo limpiado correctamente.
Congelación. Una vez esté limpio el pescado, éste será introducido en un papel o plástico, que regulado entre 1º y 10º C, nos garantizará la vida del pescado al menos durante un mes.
Secado. Este método es empleado fundamentalmente para el bacalao y conocido también con el nombre de curado. Se trata de orear durante semanas el pescado fesco.
Salazón. El bacalao se hace de nuevo protagonista. Esta técnica consiste en apilar el pescado en capas que se mezclan con sal en una proporción de 2 a 3 kilos de sal por cado 10 de pescado. Se introducirá el pescado en tinas en el que deberá pasar un par de días para prepararlos para su secado definitivo.