El primer año de vida del niño, así como el segundo, son los más importantes para el advenimiento de un desarrollo saludable.
Desde la teoría psicoanalítica, a este lapso de tiempo le corresponde la denominada etapa oral. Es común, por ejemplo, que todo lo que el bebé tome se lo lleve a su boca y lo succione; ya que experimenta y establece contacto con el mundo exterior por medio de su boca. Uno de los hechos más significativos es el amamantamiento; a él se le debe gran parte de la satisfacción y bienestar, tanto física como psicológica, que experimenta el niño.
Desde la teoría piagetiana, este momento corresponde al período de la inteligencia sensorio-motriz. El bebé adquirirá sus primeros hábitos y ejercitará la coordinación viso-motora; por ejemplo, tomando objetos, observándolos y dejándolos caer. Todas estas acciones se realizan simplemente por el placer que producen. Más adelante, las acciones se complejizan; golpea objetos contra su cuna, los lanza o agita, etc.
Paulatinamente, durante este primer año de vida, el niño irá diferenciándose de los demás; reconociéndose y reconociéndolos como seres independientes a él, que pueden brindarle satisfacciones o frustraciones; pero mientras tanto toda frustración será atribuida al medio externo. Por ello, resultará sumamente importante estar atentos a las necesidades del niño, tanto físicas como psicológicas.
Psicóloga~ Terapeuta~ Docente
La Licenciada Verónica M. Sargiotti Pieretto es Psicóloga especialista en Terapias Breves. Egresada de la Universidad Nacional de Córdoba en 2002. Profesora en Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba en 2004. Y Postgraduada en Psicoterapia psicoanalítica breve del Centro de Investigaciones Psicológicas en 2006.