Interpretando a Winnicott, podríamos decir que lo que todo niño necesita para un desarrollo saludable es una madre suficientemente buena; no perfecta, solo suficientemente buena.
Por lo general, en las primeras semanas de vida, la madre se acopla y adecua casi perfectamente a las demandas del bebé, respondiendo al instante y ante toda petición. Pasado el tiempo, la madre se transforma en lo que este autor llama una madre suficientemente buena; es decir, una madre con humanas imperfecciones, que frustra e introduce al niño a la realidad exterior.
Este cambio, más que un defecto es una necesidad; pero debemos hacer una salvedad. El bienestar infantil depende de la capacidad de la madre, o persona sustituta, para desarrollar las funciones de maternaje; es decir, aquellos comportamientos que aportan al niño los cuidados necesarios para su supervivencia, y para su desarrollo físico y psíquico; como por ejemplo: el amor, las estimulaciones, las caricias, etc. (Roland Doron Francois Parot).
Una madre suficientemente buena, es aquella que provee al niño de todo lo que necesita; incluyendo graduales frustraciones, que le permitirán a éste adecuarse al medio exterior.
Psicóloga~ Terapeuta~ Docente
La Licenciada Verónica M. Sargiotti Pieretto es Psicóloga especialista en Terapias Breves. Egresada de la Universidad Nacional de Córdoba en 2002. Profesora en Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba en 2004. Y Postgraduada en Psicoterapia psicoanalítica breve del Centro de Investigaciones Psicológicas en 2006.