Los cuatro humores

Podemos decir que la primera tipología del carácter, fue descripta por Hipócrates (y continuada por Galeano), alrededor del año 300 A.c. En ella sostenía que en el organismo de cada ser humano, existían cuatro humores o fluidos: la sangre, la bilis amarilla, la flema y la bilis negra; y que de acuerdo al predominio de uno u otro fluido, quedaba determinado el temperamento de cada persona. En otras palabras, Hipócrates diferenció cuatro grandes clases de temperamento de acuerdo al humor prevaleciente. También sostuvo que el desequilibrio entre estos cuatro humores producía la enfermedad.

Cuando predominaba la sangre, imperaba el temperamento sanguíneo; lo cual conducía a personas atentas, entusiastas, compasivas, cariñosas; en sus aspectos positivos. Lo negativo resultaba en características como inestabilidad, egocentrismo y extremismo.

Cuando predominaba la bilis amarilla, lo resultante era un temperamento colérico; caracterizado por el liderazgo, la fuerza de voluntad, la decisión; así como también, la frialdad, la autosuficiencia y el sarcasmo.

Si el predominio era de la flema, se conformaba el temperamento flemático; caracterizado por la plasticidad, la tranquilidad, la practicidad, la seguridad y la organización. En su polo negativo se destacaban: la indecisión, la terquedad y la dureza.

Por último, si la preponderancia era de la bilis negra, dominaba el temperamento melancólico. Las personas con este temperamento eran calladas, creativas y sensibles; así como vengativas e insatisfechas, en sus aspectos negativos.

A pesar de la época en que fue desarrollada esta teoría, los cuatro humores continúan siendo usados por algunas corrientes de la psicología.

4.9

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