Para Naradowski, la escuela como institución de secuestro, funciona a partir de una particular dinámica de encierro, donde los estudiantes no poseen la autonomía suficiente para dejarla cuando lo deseen o crean necesario. Este concepto es desarrollado por Foucault como secuestro, el cual da cuenta del dispositivo de las instituciones modernas para retener a los “cuerpos” y así mantener su poder disciplinario. Estas cuestiones pueden observarse claramente en la mayoría de los reglamentos escolares, donde explícitamente quedará prohibido:
- Faltar sin causa justificada a las clases y/o reuniones programadas por la institución.
- Salir del establecimiento sin autorización.
- Eludir clases o retirarse de éstas sin permiso del profesor.
El autor plantea que las instituciones disponen de todo un aparato de vigilancia capaz de evitar la salida de los alumnos del establecimiento y generar una estadía segura; a lo que agrega: mantener el control dentro de los establecimientos.
En su libro Vigilar y Castigar, Foucault se refiere a ello como “el arte de las distribuciones”. Sostiene que la disciplina procede ante todo a la distribución de los individuos en el espacio. Para ello se emplean varias técnicas o principios:
1- La clausura, o el encierro. Aquói hace una comparación entre las escuelas y los cuarteles o las cárceles.
2- El principio de locación. Mediante el mismo se trata de establecer las presencias y ausencias de los alumnos, saber dónde y cómo encontrarlos, poder en cada instante vigilar la conducta de cada uno. Esto se relaciona, de acuerdo al autor, con el viejo procedimiento arquitectónico y religioso: la celda de los conventos. Por lo general, en todas las instituciones educativas los alumnos se encuentran divididos la mayor parte del tiempo en cursos, donde son controlados por los profesores; y en las horas de recreo el control es ejercido por la figura de los celadores o preceptores.
3- La regla de los emplazamientos funcionales. Mediante el mismo se codifica el espacio, se fijan lugares determinados para responder no sólo a la necesidad de vigilar y de romper las comunicaciones peligrosas, sino también de crear un espacio útil. Las secretarias, las salas de profesores, las recepciones, etc.; se ubican por lo general en lugares de acceso o salida de las instituciones, frente a los patios, etc.; lugares estratégicos para el “arte de vigilar”.
Un punto enriquecedor a considerar en los desarrollos de la escuela como institución de secuestro, será la dicotomía entre la escuela “libre” y la responsabilidad legal de las instituciones hacia los menores.
Psicóloga~ Terapeuta~ Docente
La Licenciada Verónica M. Sargiotti Pieretto es Psicóloga especialista en Terapias Breves. Egresada de la Universidad Nacional de Córdoba en 2002. Profesora en Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba en 2004. Y Postgraduada en Psicoterapia psicoanalítica breve del Centro de Investigaciones Psicológicas en 2006.