Intimidad emocional

Alcanzar la intimidad emocional implica quitarnos de encima muchos temores; sobretodo, el temor a ser dañados.

La intimidad alude, por un lado, a los sentimientos y pensamientos más resguardados de una persona; y por el otro, a los vínculos interpersonales con los que mantenemos una estrecha relación, basada en la confianza y la sinceridad.

Lo que diferencia la intimidad emocional de la intimidad sexual es, básicamente, la presencia o ausencia de relaciones sexuales. Esta distinción se observa claramente cuando hablamos de amistad; pero los límites se vuelven cada vez más difusos, cuando nos referimos a las parejas. En una pareja, a veces se tiene intimidad emocional, pero no sexual; o la inversa.

En muchas ocasiones, traspasar las barreras que nos permiten vincularnos más allá de la superficie, se vuelve claramente dificultoso. El logro de la intimidad emocional tiene que ver con poder mostrarnos al otro carentes y vulnerables. Tiene que ver con tener la certeza de que el otro no me hará daño, ni me lastimará adrede; aunque sepa exactamente como hacerlo. La intimidad emocional no puede lograrse sin la plena confianza hacia el otro; pero por sobretodo, sin la confianza hacia mí mismo, de que podré curar las heridas indefectibles que resulten de la exposición de mi parte más frágil.

4.3

1 comentario en «Intimidad emocional»

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