Indecisión

Muchos de nosotros, en muchas ocasiones, somos presos de la indecisión. Cuando debemos elegir entre dos o más opciones igualmente deseables, o indeseables; este estado se presenta como algo esperable y completamente normal. Pero a veces, la indecisión forma parte de nuestra personalidad.

A grandes rasgos, podríamos decir que la inseguridad es la base de esta problemática; pero existe mucho más por detrás.

En algunas situaciones, la indecisión está ligada estrechamente al miedo. El temor a equivocarnos o a perder la opción no elegida, no deja anclados en la incertidumbre.

En otros casos, lo que impide decidirnos es un afán de perfección. La decisión se posterga indefinidamente hasta encontrar la alternativa óptima e ideal.

Por último, para algunos, la indecisión no es más que un recurso para llamar la atención, y concentrar las miradas de los demás en ellos mismos.

A cada instante de nuestras vidas debemos tomar decisiones; pequeñas o grandes, insignificantes o importantes. Cuando la indecisión se apodera de nuestra cotidianidad, perdemos nuestra capacidad para decidir, para disfrutar y para vivir.

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