Educación y sociedad

Educación y sociedad siempre han ido de la mano; pero José Antonio Castorina lo ha llevado a otro nivel.

Este autor, en Psicología Genética, describe lo que dio en llamar “la ilusión del niño asocial”. En el mismo explica: la psicología genética ha postulado la tesis de universales cognoscitivos; es decir, la existencia de un mecanismo general de constitución de los conocimientos (equilibración) y de nociones de base (invariantes nocionales), las cuales se elaboran en todos los individuos y en un orden secuencial constante. Pese a ello, continúa exponiendo Castorina, numerosas investigaciones dan muestra de hechos que refutan tal aseveración. Por ejemplo, algunas tribus de Australia no llegan a formar la conservación de la materia; y en otros pueblos, la estructuración de invariantes espaciales son precoses; asimismo, se encontraron variantes en subgrupos adolescentes pertenecientes a un mismo territorio. Todo esto lo lleva a afirmar “que las prácticas sociales diferenciadas, propias de una determinada organización social, al atribuir o no significado a los objetos, puede influir en el proceso constructivo del conocimiento”.

Educación y sociedad deben ir estrechamente ligadas, de modo que la segunda sirva de guía para la primera; pero no en el sentido de pretender igualdad, sino como una herramienta de evaluación de las diferencias socio-culturales.

4.5

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