Y esa copla

 

Grandes artistas o grandes canciones. No s e sabe si recordaremos a los cantantes por uno u otro motivo. Hay gente que no tiene grandes dotes para el arte de la música pero un par de palabras suyas bastan para recordar esa canción por los restos. Otros generan, en su vida, un par de canciones y curiosamente en contra de todos sus fundamentos o necesidades musicales. Resulta que artistas que negaban determinados ritmos, por ser del pasado o por pertenecer a otros regímenes los repudian. Y aquello que repudia te da uno de los mayores éxitos de tu carrera. Ocurre con el ínclito, perspicaz, borracho, mujeriego, y mil veces desahuciado Joaquín Sabina.

Cuando escuché la canción, “y sin embargo” se metió en mi mente, en mi corazón y, aunque no estaba, ni lo estoy de acuerdo con la canción. Sé que habla de otras cosas que no son las palabras que componen sus estrofas.

A lo que iba, esta canción la creó el peculiar Joaquín Sabina como homenaje a la copla. Es más es una versión de una de las coplas de Quintero, León y Quiroga. Así pretendía revindicar este género. Este majestuoso pórtico, declaración de amor total femenino, se abre a una proclama muy de Sabina, donde dice que es posible amar a una mujer estable y sentirse atraído a cualquiera que se le cruce.

4.5

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