Un nuevo encontronazo con las leyes para la Reina del Pop, esta vez en Rusia. La gira por el país nórdico está generando una polémica distinta por concierto. El martes 7 de agosto, Madonna sorprendía, desde su escenario en Moscú, pidiendo la absolución para Pussy Riot, acusados de cantar letras contra Putin. Por supuesto, un auténtico torrente de declaraciones de todo tipo se desataba.
Con estos antecedentes, el concierto de la gira en San Petersburgo, ciudad natal de Vladimir Putin, sería mirado con lupa. Tal vez por ello, con todos los focos alumbrándole, Madonna realizó un verdadero alegato a favor de la libertad homosexual:
«Queremos luchar por el derecho a ser libres. He viajado mucho por el mundo y veo que la gente es cada vez más intolerante, pero podemos cambiar esto. Tenemos la fuerza para ello»
Lo que tal vez no sabía la norteamericana es que en Rusia la propaganda de la homosexualidad está prohibida y penada. Casi al mismo nivel que la de carácter pedofílico. Al instante, las protestas contra la postura se hacían públicas y desde muchos ámbitos. Organizaciones de carácter religioso prendían fuego a imágenes de la artista, políticos cercanos al presidente la comparaban con una prostituta e incluso gran parte del colectivo gay se sentía incomodo con las formas de Madonna. Entendiendo que el jaleo montado obedecía mas a una campaña publicitaria, que al verdadero interés social.
Lo cierto es que resulta extraño no ver a la polémica rubia en las publicaciones por asuntos ajenos a su música. Semanas atrás conocíamos que la justicia francesa le acusaba de sacar imágenes sin consentimiento de Marine Le Pen. Hace un año tuvo que defender en los tribunales el derecho a usar como apodo “Material Girl” y también en los tribunales consiguió una sentencia favorable por la publicación de las fotos de su boda.
https://www.youtube.com/watch?v=idduAzVkZkE