Sí, efectivamente, tienen razón todos aquellos que están pensando que Amy, en su particular “cesta” estaban productos como la heroína y la cocaína. De hecho, más de cuarto y mitad puesto que en estos se gastaba unos mil doscientos euros al día. Ojo, al día. Yo que no consumo estas sustancias no sé si es poco, porque me parece mucho y me supongo que tendría alguna sanguijuela paseando las narices por algún cristal.
Sin embargo, esta cantante no era como los que se matan por un fajo de dólares. De hecho no había ONG que no estuviera apoyada por ella, no había amigo que no fuera ayudado por ella. De hecho, alguien con hernia discal fue ayudado con unos 2400 euros. Por lo que se comenta era una mano rota, es más, su peluquero y gran amigo Alex Forden dijo de ella: “Era como darle dinero a un bebé. No podía evitar malgastarlo. Antes de que muriera, su dinero iba a parar a sanguijuelas. Ella era una desinteresada. No le importaba el dinero ni nada de eso.” Lo curioso de todo es que tenía, antes de morir, unos dos millones y medio en su cuenta corriente.