Ser tía es un amor muy cercano al de ser madre, puedes querer, abrazar, disfrutar, incluso participar en la crianza de un niño sin toda la cargar que un padre o madre lleva por completo. Con un sobrino experimentas una convivencia muy bella, más aún si no has tenido hijos propios y ellos son tu primer contacto a este maravilloso mundo.
