El calor tiene varios efectos en las mujeres embarazadas, y sí, como en cualquier persona, es normal que te den ganas de salir a nadar y darte un buen chapuzón. Pues bien, es seguro que hayas notado que ahora que esperas a tu bebé, el agua no solo te refresca, sino que te relaja y te permite mayor facilidad en tus movimientos.
Estas sensaciones son normales dentro del agua puesto que tu cuerpo solo pesa una décima parte, para aclarar esta sensación, llega Cristina Prieto, corrodinadora de técnicas de la Escuela M-86 de Madrid y autora del estudio: “La natación y el embarazo”, ella nos dice: “de allí que el medio acuático sea perfecto para realizar ejercicios en la gestación”.
¿Cuándo, dónde y cómo?
Si tu embarazo va transcurriendo con normalidad, tu ginecólogo seguramente te lo recomendará, podrá ser efectivo desde el primer trimestre, de igual manera te recomendará dejarlo de hacerlo un par de semanas antes de tu fecha de parto, sobre todo porque existe riesgo de que la bolsa de aguas se rompa y esto podría causar riesgos de infección.
El lugar principal para realizar tus ejercicios es en una piscina, pero también lo puedes realizar en la playa (sin oleaje). Para que los ejercicios sean efectivos el agua debe llegar hasta el pecho, pero estos no deben ser más allá de los hombros, no se recomienda ejercicio continuo por más de 30 a 45 minutos.
Iniciando la ejercitación
“Es importante calentar y para esto es importante hacerlo fuera o dentro del agua”, afirma Cristina. Con un par de minutos será suficiente. El ideal que realices distintos estiramientos con los grupos musculares sentada al borde del agua.
Cuando hayas terminado con los ejercicios, dedica 10 minutos a relajarte. Ahora seca cada parte de tu cuerpo y cúbrete perfectamente. Ahora puedes darte una siesta que te permitirá terminar la sesión de relajación.