Se llama colecho a la práctica en la que los padres o uno de ellos comparten la cama con sus hijos. Existe demasiada polémica sobre si resulta ser algo positivo o negativo para los niños.
Muchos de los defensores del colecho basan sus razones en el fortalecimiento de la relación de los padres y el niño, varios psicólogos afirman que el hecho de compartir el sueño con los pequeños genera un vínculo mucho más fuerte, en especial con la madre.
Otra de las ventajas que se suele mencionar es la comodidad de la madre para atender al pequeño. Estando junto a ella, y en especial si se opta por la lactancia materna será mucho más práctico tenerlo cerca en medio de la noche.
No sería necesario siquiera levantarse de la cama para atenderlo y tanto madre como hijo llegarían a conciliar el sueño nuevamente con más facilidad.
Adicionalmente, al tenerlo cerca la madre puede percatarse de las necesidades del bebé antes de que este comience a llorar, reduciendo en gran medida el llanto nocturno.
Los puntos en contra del colecho, incluyen posibilidad de que no de los padres no se percate de la presencia del bebé y termine por aplastarlo o asfixiarlo.
Es por esto que se recomienda evitar el colecho, en caso de que alguno de los padres haya fumado, consumido algún tipo de droga, medicación que provoque excesiva somnolencia, padezca de alguna enfermedad que pueda afectar sus reacciones motoras, sufra de obesidad o se encuentre en extremo cansado.
Por otro lado, existe un gran grupo de personas que no defienden la práctica del colecho, pero que ven por lo menos recomendable que la cuna del infante se encuentre en la misma habitación que los padres.
Algunos psicólogos en contraparte a los defensores del colecho, afirman que el compartir la cama con el niño podría afectarlo de manera negativa a futuro, ya que el excesivo apego hacia los padres puede general inseguridad y falta de confianza en los siguientes años, afectando así su adecuado desarrollo.
Adicionalmente, se puede generar una especie de relacionamiento del sueño y la presencia de los padres, haciendo que le resulte imposible al niño tomar siestas durante el día sin la presencia de los padres.
EL punto más polémico de ambas partes se encuentra en relación con un problema altamente peligroso para los bebés entre 2 y 4 meses de edad aproximadamente. Se trata del síndrome de muerte súbita del lactante o SMSL.
Algunos investigadores afirman, que la práctica del colecho puede influir en el SMSL. Incluso la misma UNESCO recomienda el compartir la habitación con los padres pero no la misma cama, sugiriendo en su lugar el uso de una cuna junto a la cama de los padres.
En cambio otros investigadores, indican que el colecho puede reducir los riesgos de sufrir un SMSL, basándose en datos estadísticos s de países en los que se practica con más frecuencia el colecho, principalmente en Asia, India y Latinoamérica.
Con todo, la decisión de compartir la cama termina siendo responsabilidad de los padres, que deben analizar no sólo la seguridad del niño sino las posibilidades y ventajas de tener un colecho o una cuna por separado.