El embarazo y el parto suelen dejar varias secuelas en el cuerpo de una mujer, durante un tiempo es probable que su mayor preocupación sea el aspecto flácido y abultado del vientre aunque el bebé ya se encuentre fuera.
Sin embargo esta no debiera ser su única preocupación, ya que existen músculos y parte del cuerpo igualmente afectadas aunque no de panera tan visible. Se trata de los músculos del suelo pélvico.
Durante el embarazo, al cargar un pero extra, las paredes del suelo pélvico sufren una mayor presión y desgaste. Y el trabajo de este grupo muscular alcanza su cúspide durante el trabajo de parto y la salida del bebé.
Con tanto esfuerzo y estiramiento no es de extrañarse que las paredes del suelo pélvico se vean afectadas una vez que el embarazo finalice, pudiendo incluso general algunos problemas funcionales en el organismos como la incontinencia urinaria que sufren muchas madres luego de tener a sus hijos.
El doctor Arnold Kegel, creó en 1940 una serie de ejercicios destinados a mejorar el problema de incontinencia de muchas mujeres. Así es que estos ejercicios que llevan su nombre poco a poco se fueron popularizando y al día de hoy son ampliamente recomendados para contrarrestar el problema de incontinencia, tanto en mujeres como en hombres.
Estos ejercicios consisten básicamente en que el paciente sea capaz de reconocer el grupo muscular del suelo pélvico y realizar contracciones y distenciones en el área.
El principal reto, a la hora de realizarlos, es que algunos pacientes no son capaces de distinguir los músculos en cuestión. Para descubrir cuáles son se debe recurrir a una práctica bastante simple. Sentarse en el inodoro y comenzar a orinar, entonces cortar la micción y prestar atención a qué músculos se utilizaron para lograrlo.
Básicamente ese el trabajo que se debe realizar para ejercitar los músculos, pero no deben ser realizados mientras se orina, ya que a la larga puede causar otro tipo de problemas como la retención parcial de orina en la vejiga.
Lo recomendable es realizar los ejercicios en una posición que te resulte cómoda, ya sea sentada o recostada. Luego procede a contraer los músculos del suelo pélvico, mantener la posición por 3 segundos y luego aflojarlos.
Trata de que las contracciones sean cada vez más rápidas tratando de hacer por lo menos unas 25 repeticiones al día.
En los casos severos de incontinencia urinaria, se suele recomendar la terapia con el uso de electrodos, que en realidad busca conseguir lo mismo que si se movieran los músculos a voluntad solo que en esta ocasión deben ser estimulados por un impulso eléctrico aplicado a la zona por un profesional en kinesiología o fisioterapia.
Para prevenir problemas de incontinencia se recomienda incluso practicar dichas contracciones durante el embarazo, y en general durante toda la vida de la mujer ya que suelen ser ellas las más propensas a padecer esta afección, al igual que los varones que son sometidos a una cirugía de próstata.