Cómo sanarlo.
Las medidas para sanar la piel una vez que presenta señales de sarpullido son casi las mismas que pudimos aplicar antes de su aparición. Seguir bañando constantemente a nuestros pequeños y aplicar pomadas que sequen y minimicen la irritación.
De igual forma, mientras más rápido actuemos mejores serán los resultados.
Utiliza pomadas a base de óxido de zinc o loción o crema de calamina, esta última ayuda a calmar la comezón y aliviar la piel.
Existen otros remedios caseros por ejemplo aplicar compresas de leche fría, té verde o té de manzanilla y así refrescar la piel y aliviar la intensa picazón. Es muy importante a la vez, cuidar que tus pequeños no tengan las uñas largas o se rasquen con objetos que pudiesen lastimarlos.
Un remedio de la abuela y que funciona a la perfección, es aplicar un poco de fécula de maíz en los pliegues de la piel, como cuello y ante brazo, este polvo actúa tal y como si fuese talco evitando la sudoración y por ende la irritación.
Señales de cuidado.
Aunque el sarpullido suele ser inofensivo, hay ciertas señales que debemos identificar cuando éste se agrava o resulta ser alguna otra cosa y como ya se ha mencionado antes, al tratarse de los pequeños, debemos estar alertas al cien por ciento de cualquier detalle por mínimo que parezca.
Las ronchas por sarpullido deben ser pequeñas y de aspecto rosáceo, por lo regular se presentan en grupos de forma conjunta en los pliegues de la piel donde más calor se irradia. Sin embargo pueden llegar a infectarse más aún cuando el niño o niña se rascan y hay una exposición a tierra o con el mismo sudor, igualmente si la piel del pequeño es delicada, esto lo notarás porque las ronchas cambian de aspecto, se vuelven más prominentes y rojas, llegando a sangrar.
Para evitar y sanar esta complicación, es necesaria la extrema higiene mientras aliviamos el sarpullido.
Si notas que aún con las medidas recomendadas como la aplicación de compresas, los baños y las pomadas no hay una mejora, puede tratarse de una alergia o algún otro problema cutáneo, si además está acompañado de temperatura y el pequeño se siente molesto, es hora de acudir con el médico.