Aunque todos los niños son diferentes y se desarrollan a su propio ritmo tomando en cuento circunstancias, personalidad y herencia; como madres y padres es importante estar al pendiente de ellos y monitorear algunos rasgos o comportamientos que se han estandarizado en las diversas etapas del desarrollo infantil.
Aunque en la literatura se enlistan ciertos comportamientos según su categoría (autismo, hiperactividad, atraso psicomotor, superdotados, etc.) es muy difícil y delicado llegar a un diagnóstico certero de primera instancia. En este apartado el objetivo es ayudar a observar y encender luces de alerta para motivar entonces la inquietud en los padres, nunca sustituir la opinión del especialista.
Si tu hijo o hija presentan uno o más de los siguientes síntomas, habilidades o comportamientos puede ser una manifestación de un desarrollo fuera de lo ordinario. Esto no precisamente tiene que ser sinónimo de enfermedad o discapacidad. Se denomina especial a todo aquel individuo que requiere de algún tipo de asistencia para desenvolverse en su medio.
EN ETAPA TEMPRANA
- No hace contacto visual
- Falto de expresión ante los estímulos
- Poca o nula firmeza corporal (levantar la cabeza, sentarse, pararse, gatear, etc.)
- No habla ni balbucea
- Le molestan los ruidos
- No juega con sus juguetes o juega de forma anormal
- Es demasiado pasivo o demasiado inquieto
- Tiene comportamientos específicos y rutinarios
- Comienza a hablar antes de año y con lenguaje complejo
- Gran habilidad motriz
EN ETAPA ESCOLAR
- Se distrae fácilmente
- No juega como los demás niños
- No le gusta el contacto
- Se mueve con rutinas y patrones
- Gran afición por temas específicos
- Demasiado exigente y ansioso
- Muy sensible emocional y físicamente
- Pobre desempeño escolar o demasiado alto
- Movimientos corporales singulares
- Lenguaje adulto o demasiado estructurado
- Torpeza motriz
Sigue tu instinto y si algo simplemente no te parece “normal” consúltalo con tu pediatra o médico acompañante.